Mártires de la lucha insurreccional
Cesar Modesto Rodríguez Alayón nació en la Finca “Las Martinas” de Amarillas, el día 12 de enero de 1911. Hijo de Sixto Rodríguez y Maria Alayón, cursa sus estudios primarios hasta sexto grado en la Escuela Pública de Amarillas.
Realizó labores como obrero agrícola en fincas en los alrededores de Manguito y otros trabajos en La Habana. César sentía gran devoción por Antonio Guiteras, estableció relaciones de amistad con dirigentes comunistas. Militante del Partido Revolucionario Cubano, obtiene un cargo en el Ministerio de Comunicaciones.
Al producirse el golpe del 10 de marzo deja de asistir al ministerio y se dedica por completo a las tareas revolucionarias. Cooperó activamente en el sabotaje y trasiego de armas por la costa norte desde La Habana hasta Las Villas.
En la preparación y organización del ataque al “Goicuría” buscó hombres, armas y vehículos e intervino personalmente, bajo la dirección de Reynaldo García en el asalto a este cuartel el 29 de abril de 1956. Salió con vida del asalto al cuartel, pero es capturado con su compañero Jorge Armengol y conducido al Castillo de San Severino.
Al conocer el sanguinario Pilar García que algunos combatientes se encontraban prisioneros en el castillo, ordena conducirlos al “Goicuría” donde son interrogados y torturados, encargando más tarde al capitán Milián la liquidación de los mismos. El frío asesinato se produce a media noche del propio día 29 de abril de 1956 en la carretera del Yumurí, y los cadáveres fueron expuestos cínicamente en el cuartel como muertos en el asalto.
Nelson Sánchez Caballero nació el 9 de octubre de 1939 en Manguito. Era hijo de Gilberto Sánchez y Hortensia Caballero, habiendo cursado la primera enseñanza en una escuela pública de su pueblo natal.
Joven, de sentimientos nobles y de inquietudes cívicas era fundamentalmente un hombre de acción, por eso al sorprender al pueblo de Cuba el golpe del 10 de marzo, con sólo trece años demuestra su repudio al odioso régimen, incorporándose en forma activa al movimiento revolucionario que empezaba a gestarse. Debido a su extrema juventud, sus compañeros temían asignarle ciertas responsabilidades, pero su actitud y su conducta demostraron su decisión firme de seguir a plena conciencia el camino de la Revolución.
Inicia el bachillerato en el Colegio “Varela” y lo continúa hasta el cuarto año en la Academia “Céspedes” de la ciudad de Colón, vinculándose al Movimiento 26 de Julio en esa localidad. Milita en el Movimiento Nacional Revolucionario que dirige Rafael García Bárcena, promueve una manifestación en su pueblo en el año 1953 contra la tiranía, concurre a demostraciones estudiantiles en La Habana del mismo carácter y se relaciona con destacados líderes. Comprometido en una causa por propaganda subversiva, en Manguito, es juzgado y absuelto.
Detenido en varias ocasiones, su situación se hace insoportable en esta región, por lo que se dirige a La Habana en busca de contactos para subir a la Sierra Maestra. Logra llegar a Santiago de Cuba con ese propósito y allí permanece algún tiempo sin conseguir su objetivo. Detenido por sospechas en unión de varios compañeros por la policía de Santiago, fueron puestos en libertad al no poder probarle culpa alguna.
Después de regresar a La Habana, el 12 de octubre de 1957, se dirige a Miami con el fin de incorporarse a una expedición. Hace nuevos contactos allí, trasiega armas, labora incesantemente y se incorporó a una expedición que es apresada antes de salir, por lo que es detenido y condenado a multa. Finalmente logra su propósito y llega el 21 de agosto de 1958 a la costa norte de la Provincia Matanzas, a bordo de una lancha con armas y parque. Hace conexiones con compañeros revolucionarios de Manguito y La Habana.
Se incorpora a un frente que operaba en la Cordillera de los Órganos, en la provincia de Pinar del Río. Allí pierde su vida joven e impetuosa el 26 de septiembre de 1958. Se ignoran las circunstancias de su muerte.
Guillermo Ignacio Llabre Romaní nació en Amarillas el 30 de enero de 1941; pero casi toda su vida transcurrió en el poblado de Banagüises, del término municipal de San José de los Ramos. En éste último lugar estaban radicados sus padres que eran pequeños comerciantes: Ignacio Llabre Sacre, de ascendencia libanesa y María Teresa Romaní Albrech, ambos de nacionalidad cubana.
Cursó sus estudios, primero en el colegio "Padre Várela" y posteriormente en el colegio Céspedes de Colón, hasta alcanzar el primer año de comercio; como era estudiante todavía, no llegó a realizar ningún tipo de trabajo. Era de complexión fuerte, temperamento inquieto y rebelde; sus deportes preferidos eran la pesca y la cacería.
Incorporado al Movimiento 26 de Julio, fué uno de los primeros en desplegar esa bandera en San José de los Ramos. Sus actividades revolucionarias le llevan a ser detenido en una ocasión, aunque posteriormente fué puesto en libertad por gestiones de algunas instituciones y personas amigas de sus padres. Considerado enemigo del régimen y amenazado de muerte por el ejército de la tiranía, tuvo que abandonar la localidad. A mediados del año 1958, se une a la guerrilla mandada por el tristemente célebre Benito Campos que operaba en la zona de Corralillo en la provincia de Las Villas.
Guillermito era un revolucionario cabal, y muy pronto se dió cuenta que el jefe de esta guerrilla no respondía ni actuaba acorde con los propósitos da la lucha insurreccional, por lo que en una ocasión discutió con dicho jefe, sobre la necesidad inmediata de iniciar la acción combativa contra las fuerzas de la dictadura. Benito Campos, hombre sin escrúpulos y temeroso de ser descubierto en su condición de bandido disfrazado de revolucionario, decidió eliminar al joven y honesto combatiente.
La noche del 28 de septiembre de 1958, cumpliendo una misión asignada por el propio Campos, fué ultimado Guillermo Llabre Romaní, y se comunicó al alto mando que había muerto en un encuentro con fuerzas enemigas. Lo cierto fue que por esa fecha no había tenido lugar ningún encuentro por esa zona. Después del triunfo revolucionario, se pudo conocer el lugar donde se encontraban sus restos, los que fueron trasladados el día 6 de enero de 1959 para el cementerio de Banagüises.
Mártires de la lucha contra bandidos
Pedro Julio Sotolongo Noda nació en la Finca Pozo, en Amarillas, el día 19 de Junio de 1931, siendo sus padres Pedro Mateo Sotolongo Noda y Juana María Noda.
A la edad de ocho años comenzó a ir a la escuela, la cual se encontraba en la Finca El Pino. Pedro Julio solo pudo asistir a dicha escuela dos años por falta de maestro y por tener que ayudar a su padre en el trabajo de la agricultura, sin embargo, durante la Campaña de Alfabetización se incorporó a la misma alcanzando el cuarto grado.
El 28 de Mayo de 1955, a la edad de 25 años, contrajo matrimonio con la compañera Leopoldina Pérez Miranda. De este matrimonio nacieron tres hijos; dos hembras y un varón, más solo conoció a las dos hembras, pues dejó de ver a su esposa cuando ésta tenía 4 meses de embarazo. Durante todo este tiempo, vivió en una casa levantada en el “sitio” paterno.
Durante el proceso insurreccional junto con su padre fue un gran simpatizante del movimiento, colaborando en la ayuda de un revolucionario que era perseguido por los esbirros de Batista. El 1 de enero compartió con sus padres y demás familiares la inmensa alegría del triunfo insurreccional.
En el año 1961 se incorporó al Bon 219, con el que participa en la segunda limpieza del Escambray y poco después en la limpia de Matanzas cumpliendo misiones con lo compañeros del DSE en registros de cuevas y sirviendo como guía de la tropa.
Encontrándose en estas actividades y cumpliendo una misión del DSE, se presentó en su casa una banda de contra-revolucionarios, que lo capturó junto con su padre, el día 1ro de febrero de 1963 a las 19:30 hrs. Después de torturarlo, lo asesinaron junto con su padre Pedro Mateo Sotolongo Noda, a muy corta distancia de donde se encontraba su madre, esposa embarazada y sus dos hijas. Contaba al morir con 33 años.
Pedro Mateo Sotolongo Noda nace en la Finca Limones, en Amarillas, el día 21 de Septiembre de 1908, siendo sus padres Julio Sotolongo y Luisa M. Noda.
Desde muy temprana edad tuvo que incorporarse a las labores agrícolas junto a su padre lo cual le impidió ir a la escuela; por lo que aprendió a leer y a escribir durante la Campaña de Alfabetización, alcanzando el tercer grado.
En el año 1920 la familia se trasladó para la Finca Santa Domitila, de Calimete, Municipio de Manguito, lugar donde Pedro vuelve a comenzar los estudios primarios, los que le pagaba el padre a una maestra particular, dejando de recibir dichas clases al cabo de dos meses porque la maestra abandonó el lugar.
A la edad de 20 años, contrajo matrimonio con la compañera Juana M. Noda Amador el día 29 de Noviembre de 1928, pasando a vivir el matrimonio en una casa que construyó él mismo en la finca, dedicándose a la siembra de frutos menores y a trabajos en la caña como jornalero. Este matrimonio llegó a tener nueve hijos: 5 hembras y 4 varones.
Durante el proceso Insurreccional, fue un vivo simpatizante del mismo y ayudó arriesgando su vida a escapar a un revolucionario que era tenazmente perseguido por los sicarios de la tiranía, impidiendo de este modo que cayera en manos de los criminales esbirros.
El 1 de Enero de 1959, la familia celebra con júbilo el triunfo de la Revolución. Al siguiente año Pedro se incorpora a las Milicias Nacionales Revolucionarias haciendo guardias en los campos de caña que ya por esa época eran blanco de la ira contrarevolucionaria, incluso, su pequeña siembra había sido incendiada en tres ocasiones. Durante la etapa de lucha contra bandidos, y como era conocedor del sitio, colaboró con la fuerza revolucionaria sirviéndole de prático en busca de las cuevas donde se ocultaban los alzados.
El día 1 de Febrero de 1963, siendo las 19.30 horas, cuando regresaba de la bodega, una banda de contrarrevolucionarios, al mando de Gervasio Cabrera, asaltó su casa. Después de revolcar la vivienda en busca de armas, y sin encontrar alguna, lo torturaron junto a su hijo de 33 años, Pedro Julio Sotolongo Noda, y los asesinaron a ambos, a pocos metros de la casa. Contaba al morir con 55 años.
Mártires de Girón
José Alfredo Sosa Morales nació en la finca “Gallarda” en Calimete, el día 14 de abril de 1938. Sus padres, Raúl Sosa Prado y Zoila Morales Morales, humildes y laboriosos campesinos de la zona, supieron dar a sus hijos el mejor ejemplo de conducta cívica.
Alfredo realizó sus estudios primarios en la escuela rural del batey “Los Indios”, cursando hasta el quinto grado. Desde la edad de diez años, aún cuando asistía a clases, comenzó a ayudar a su familia en las labores agrícolas y desde entonces la actividad de toda su vida se concretó al trabajo rudo y mal retribuido del campo.
Al lograrse el triunfo el 1 de enero de 1959, es de los primeros en incorporarse a las Milicias Nacionales Revolucionarias cuando éstas se organizan, perteneciendo al Batallón de Combate 219 del Regional Colón. Después de pasar una Escuela de Instructores de Milicias en la finca “La Conga” en Matanzas, a principios de 1961, participó en la Limpia del Escambray, donde por sus méritos fue designado jefe de reconocimiento de una compañía hasta la terminación de las operaciones.
Al ocurrir el 17 de abril de 1961 el ataque de las fuerzas mercenarias, dirigidas por el imperialismo en Bahía de Cochinos, el Bon 219 fue inmediatamente movilizado. Avanzando con sus compañeros durante el combate con los mercenarios, al llegar al kilómetro 7 de la carretera del Central Australia hacia Playa Larga, un B-26 disfrazado con las insignias cubanas los alcanzó a ver, ametrallándolos.
Su cadáver fue trasladado por sus compañeros a Jagüey Grande y enterrado en el cementerio de dicho pueblo el día 18 de abril de 1961. Más tarde, sus restos fueron exhumados y hoy reposan en el Panteón de Veteranos de la Guerra de Independencia del cementerio de Calimete.
Julio Padrón Armenteros nació en Melones, Amarillas, el día 19 de abril de 1941. Estudió hasta alcanzar el quinto grado. Su padre, Antonio Padrón, le inculcó desde bastante pequeño las ideas socialistas.
Siempre sintió una gran simpatía por Fidel y por la Revolución. En algunas ocasiones solía decirle al padre: "Papá, ahora si vamos a ser felices. Así como usted me decía que sería cuando nuestra Cuba fuera enteramente libre". Pertenecía al Batallón 219 tercera compañía.
El día 16 de abril de 1961, Julio salió de su casa para incorporarse a su Unidad, en la ciudad de Colón. Su familia previamente había planeado celebrar el cumpleaños de Julio que sería el día 19. Cuando su padre, que había regresado de La Habana, llegó al hogar y no encontró a sus hijos, determinó llevarle la cena a él y a su hermano que estaban en Colón. En esta oportunidad, Julio le dijo: "Papá, yo voy a combatir por mi pueblo. Si muero, usted y mis hermanos ocupen mi puesto. Mi hermana que está en La Habana que continúe superándose en la escuela. Los más pequeños que estudien también, sobre todo, no te olvides de cuidar a Silvito".
Silvito era el hermano menor y Julio lo quería mucho. El padre trató de estimularlo diciéndole: "¿Por qué te empeñas en hablar así? No te va a pasar nada. Esos mercenarios son unos cobardes". A lo que Julio respondió: "Papá, cuando regrese voy a casarme. Recógeme unos retratos que dejé en la fotografía y me los guardas "
El hijo no volvió. El día 17de abril, a primera hora caía abatido por las balas de los aviones enemigos, en un tramo de la carretera que une al Central Australia con Playa Larga.
Andrés Olano Álvarez nació en la finca “El Copey”, en Amarillas, el 10 de diciembre de 1921. Sus padres, campesinos humildes, fueron Pablo Olano y Teresa Álvarez. Desde niño tiene que ayudar a su padre y hermanos en las labores del campo, pero asiste a la escuela de la finca “La Angelita” hasta cursar el quinto grado. Hoy esa escuela lleva su nombre como homenaje al mártir.
Los abusos del ejército batistiano, la falta de trabajo y la explotación de que eran víctimas los ciudadanos humildes, llevaron a Andrés a sentir un odio intransigente contra la tiranía y a convertirse en un decidido revolucionado. Su lucha contra el régimen de Batista comienza desde 1953 y al año es objeto de persecuciones por haberse negado a votar o entregar su cédula electoral, por lo que tiene que esconderse. En la clandestinidad vende bonos del Movimiento 26 de julio y realiza otras actividades revolucionarias.
Al triunfo de la Revolución Cubana, ingresa en las Milicias Nacionales Revolucionarias y participa en la limpia del Escambray. Es al mismo tiempo un competente y entusiasta trabajador de la agricultura en la cooperativa “Enrique Noda”.
Durante el entierro de las víctimas del 1er ataque a las FAR, Fidel llamó a todos los soldados y milicianos a incorporarse a sus unidades de combate para esperar órdenes, Andrés lo hizo inmediatamente. Miliciano del Batallón 219, antes de partir ve a su hermano en el Central Por Fuerza (hoy Jesús Rabí) y le dijo: “Mi hermano, tal vez no me veas más, pero recuerda que si muero es por cumplir con el deber, con mi conciencia…Hay que defender la Revolución, no importa si muero peleando”.
El 17 de abril de 1961, un avión mercenario con los símbolos cubanos pintados para perpetrar sus crímenes con mayor impunidad, realiza una incursión sobre la carretera que va del Central Australia a Playa Larga y lleva a cabo el ametrallamiento dirigido contra los milicianos que marchaban por el kilómetro 8, y entre los caídos se hallaba Andrés Olano.
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